La importancia de una narrativa visual clara en videoclips para artistas emergentes. Videoclip en Zaragoza por Los 4 de siempre.
La importancia de una narrativa visual clara en videoclips para artistas emergentes es un tema que parece obvio, pero no lo es. Porque sí, todos queremos que nuestro videoclip «se vea bien», pero ¿de qué sirve que sea bonito si no cuenta nada? Es como un pastel sin azúcar. Parece algo, pero no sabe a nada. Y aquí es donde entro yo, a salvarte de cometer ese error.
Primero, vamos a aclarar algo: tú necesitas contar una historia. No importa si eres un artista de reguetón, un cantautor indie o el próximo gran nombre del trap. Una historia engancha. Una historia conecta. Y cuando hablo de historia no digo que te pongas a grabar un corto de Hollywood. Digo que le des sentido a lo que está pasando en pantalla.
Mira, un videoclip es como una tarjeta de presentación con esteroides. ¿Qué quieres que la gente recuerde de ti? Eso es lo que la narrativa tiene que dejar claro. Si eres un artista emergente, necesitas gritarle al mundo: “Este soy yo y así suena mi música”. Pero también: “Así es como me veo, así es como me siento, y así es como te voy a hacer sentir”.
Para lograrlo, lo primero es pensar en el mensaje. ¿Qué quieres transmitir? No puedes pretender que la gente te entienda si ni siquiera tú tienes claro lo que quieres decir. Tu música tiene un alma, un corazón, y el videoclip tiene que reflejar eso. Si tu canción es alegre, vamos a explotarlo. Si es melancólica, lo mismo. Pero tiene que haber coherencia. Porque un videoclip que no cuadra con la canción es como ir a una boda en chándal. Nadie lo entiende.
Y aquí viene lo divertido: el visual tiene que hablar por ti. Porque la música ya está haciendo su trabajo, pero el video es lo que hará que la gente diga: “Wow, este artista tiene algo especial”. Piensa en los colores, las tomas, los escenarios. Todo cuenta. Todo habla. Si estás en un parque lleno de flores, me estás contando algo. Si estás en una habitación oscura, también.
Otro punto clave: nada de improvisar. Sí, la espontaneidad tiene su encanto, pero no para la narrativa visual. Un buen videoclip necesita preproducción. Storyboard, brainstorming, referencias. Todo eso. Si no planificas, terminas grabando cosas que no conectan entre sí. Y si no conectan, olvídate de impactar. La gente va a ver el video y pensar: “Bonito… pero, ¿y esto qué?”. No quieres eso. No lo quieres.
Aquí viene mi parte favorita: los detalles. Porque en un videoclip, los detalles lo son todo. La forma en que mueves la cámara, cómo iluminas una escena, el vestuario. Hasta el gesto más pequeño de tu cara importa. Todo suma. Y cuando todo está alineado, el resultado es magia pura. No lo digo por decir. Es así.
Ahora, hablemos de ti, artista emergente. Porque esto es importante. Tú no eres un producto cualquiera. Tú eres una marca. Y la narrativa visual tiene que ser parte de esa marca. Si tu estilo es desenfadado y juvenil, que el video lo refleje. Si eres más profundo y misterioso, lo mismo. Pero siempre, siempre, tiene que haber consistencia. La gente necesita verte y decir: “Este es su rollo, y me gusta”.
Y no, no me vengas con eso de que “todo se arregla en la edición”. La edición no es magia. Es la guinda del pastel, pero si el pastel está mal hecho, da igual cuánto lo decores. Graba bien desde el principio. Piensa en cómo cada toma se une a la siguiente. Dale ritmo. Dale flow. La edición debe potenciar, no salvar.
Otro punto clave: los simbolismos. Porque a veces no necesitas decirlo todo con palabras o acciones literales. Un objeto, un color, un movimiento pueden decir más que un discurso entero. Pero cuidado, no abuses. Porque si metes demasiados simbolismos, la gente se pierde. Y si se pierde, no conecta. Y si no conecta, pues… ya sabes.
Hablemos de lo más importante: emocionar. Porque un videoclip que no emociona, no sirve. La gente no quiere ver algo que les deje indiferentes. Quieren reír, llorar, emocionarse. Quieren sentir algo. Y eso es lo que la narrativa visual puede lograr si está bien hecha. Si logras que alguien se quede pensando en tu video después de verlo, has ganado.
Ahora, un consejo que vale oro: sé tú mismo. No intentes copiar lo que hace otro artista porque “le fue bien”. Lo que funciona para uno no siempre funciona para otro. Tú tienes una esencia única, y eso es lo que debes mostrar. La gente valora la autenticidad. La busca. La necesita.
Y antes de que se me olvide: trabaja con profesionales. Sí, ya sé que los presupuestos a veces son ajustados. Pero un buen equipo hace la diferencia. Un buen director, un buen camarógrafo, un buen editor. Todos ellos pueden elevar tu idea a otro nivel. Y si trabajas conmigo, mejor que mejor. Porque sé lo que hago. Y no lo digo por presumir, sino porque me apasiona.
Así que ahí lo tienes. La narrativa visual no es un extra. No es algo bonito que puedes o no incluir. Es la base. Es lo que hará que la gente recuerde tu videoclip y, por ende, a ti como artista. Si está bien hecha, el éxito está garantizado. Y si no… bueno, ya sabes qué hacer.
No dudes en contactar conmigo y comenzamos.